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La locomotora del oeste

Gorostiaga: un pueblo que sobrevive, pese al éxodo constante

 José Antonio Pernigotti, autor de un libro sobre la historia lugareña, opinó que “Gorostiaga no es una isla y sufrió las consecuencias de la desaparición del ferrocarril”

 

   Gorostiaga es una localidad del partido de Chivilcoy, ubicada sobre la Ruta Nacional Nº 5, a la altura del kilómetro 140. Desde su antigua estación, los pobladores pueden abordar diariamente los servicios de la estatal Ferrobaires, ya sea con destino a Buenos Aires como a ciudades del oeste bonaerense.    

   Su cercanía a la ruta y el mantenimiento del servicio ferroviario, aunque con menores frecuencias que en décadas anteriores, le han permitido zafar de la situación de aislamiento que padecen centenares de poblados del interior del país.

   José Antonio Pernigotti, autor de un libro sobre la historia lugareña –que entre otros temas aborda la historia familiar de los Gorostiaga-, le contó a La locomotora cómo fue cambiando la vida de los vecinos con el paso de los años.

   “Gorostiaga, como tantos otros pueblos, nació a la vera del ferrocarril. En su momento tuvo su importancia porque el tráfico ferroviario era otro; no existía la Ruta 5 y todo se autoabastecía por el ferrocarril. Lamentablemente, por el proceso que ha vivido el país en treinta o cuarenta años para acá, Gorostiaga no es una isla y sufrió las consecuencias de la desaparición del ferrocarril, que hoy prácticamente no existe o es una lastimosa muestra de lo que era. Si bien la ubicación lo salvó de desaparecer, en los últimos años muchísimos vecinos se han ido a Chivilcoy, por el estudio de los hijos, comodidad o trabajo”, relata Pernigotti.

   Entiende que “desde Chivilcoy se practica cierto centralismo. A veces acusamos a la capital con respecto al interior y creo que es lo mismo”. Mucha gente me comenta –y yo siento lo mismo- cómo ha ido creciendo Chivilcoy, que está muy linda, pero también pensemos que Chivilcoy es partido, no ciudad de Chivilcoy. El centralismo es tan marcado que uno escucha los discursos políticos y vos fijate que nadie habla del partido de Chivilcoy, sino de la ciudad de Chivilcoy. Periodistas, políticos… está tan arraigado el centralismo que es así. Sin embargo, es un partido que tiene localidades. O tenía… no sé cómo llamarlo ahora”, analiza.

   Al abordar la cuestión de la relación que debe existir entre la Nación, las provincias y los municipios, nuestro entrevistado sostiene que “el país está armado para que sea en escalas. Un municipio solo no puede hacer maravillas. Si bien tendría que reclamar todo esto que estamos hablando que falta. Pero tiene que haber una interrelación; por lo menos, a nivel provincial y municipal. Eso sería una especie de razón de Estado que, obviamente, no existe porque si no los resultados serían otros. Uno lo que ha visto en los últimos años son políticas que tienden a hacer desaparecer a los pueblos. No me pueden convencer de lo contrario porque a las pruebas las tenemos a la vista. Han desaparecido pueblos, en vez de arraigar a los pobladores, y se crean los medios como para que la gente se dispare”, denuncia.

                                                       Despoblamiento

   Pernigotti rescata las investigaciones desarrolladas por la Fundación Responde, que dan cuenta de la existencia de más de 600 poblados en vías de extinción en todo el país.  “Por lo que he visto en el país, creo que se quedan cortos –advierte-. Me da la impresión de que son muchas más. Buenos Aires es muy particular. En Santa Fe la Constitución Provincial permite que los parajes tengan presidentes de comunas, que se ocupan de los problemas de los pueblos así tengan veinte habitantes. Acá tenemos pueblos de trescientos o cuatrocientos habitantes, que a mi criterio están librados a su suerte. No es el hecho solamente de llevar cosas materiales. Me da la impresión que se está alumbrando un cementerio: tiene buena luz pero no tiene habitantes”, ilustra.

   Estima que en otros tiempos “entre el pueblo y el campo, donde vivía mucha gente”, Gorostiaga “puede haber llegado a tener cerca de mil habitantes y hoy se habla de trescientos y algo. Así como la ruta trae, también lleva y ha llevado mucha gente. En las condiciones actuales, donde en el futuro creo que va a pasar el Acceso Oeste, una localidad como Gorostiaga está condenada a terminar siendo un country, con gente que compre para quintas de fin de semana. Porque con las condiciones que tiene actualmente, habitantes no se arraigan. Al contrario”, asegura.

   Cuando le preguntamos cuáles son las principales fuentes de trabajo, comenta que “en este momento hay una metalúrgica, talleres de confección de ropa, algunas pymes familiares, changas y trabajo en el campo. Pero no hay cosas que arraiguen a la juventud, sobre todo en la parte educativa. No todo el mundo puede mandarlos todos los días a Chivilcoy para que vayan al secundario. Entonces, eso termina provocando que las familias busquen arraigarse en Chivilcoy”, puntualiza.

   A pocas cuadras de la estación, junto al paso a nivel, funcionó durante muchos años una usina láctea. José recuerda que “la usina tenía vías que entraban a la fábrica, donde entraban los vagones que llevaban la leche. Era de La Serenísima. Creo que había más o menos veinte personas y los ferroviarios eran otros tantos. Había cuadrillas del ferrocarril y empleados en la estación. O sea que ahí había cuarenta o cincuenta sueldos que desaparecieron”.

                                                    Patrimonio histórico

   Pese a que el servicio de trenes se mantuvo, el edificio de la estación está en desuso y no se le ha dado un destino específico. “El proyecto completo era armar un centro cultural para tratar de atesorar la rica historia que tiene Gorostiaga y dejarlo en condiciones –señala Pernigotti-. El proyecto se empezó, pero ahora quedó parado. El edificio tiene una parte de mantenimiento buena. Se insistió porque debe ser el edificio más antiguo del partido de Chivilcoy, porque dentro del edificio actual –que fue reformado en 1910- está la estación original, que es de 1866. Fue inaugurado junto con el edificio de la estación Chivilcoy Norte. Al desaparecer Chivilcoy Norte, no sé si en Chivilcoy habrá algún edificio de 1866. Posiblemente los que están frente a la terminal de colectivos”, agrega.

   Sobre la conservación del edificio y de la cabina de señales que se encuentra a metros del andén principal, José Pernigotti cuenta que “hace un año y pico, más o menos, tiré una idea en Chivilcoy para conservar el edificio y que sea declarado de interés histórico municipal. En manos de la concejal Fernanda Pommarés (Unión Chivilcoyana), excedió un poco mis expectativas porque se pidió que fuera declarado patrimonio histórico nacional. El 10 de septiembre, que es la fecha del pueblo, funcionó el Concejo Deliberante en Gorostiaga y, en esa sesión, fue aprobado este proyecto. Habría que averiguar cómo va el trámite, porque la idea era avanzar a través del municipio para lograr este objetivo. Porque, aparte, pertenece a una época fundacional, cuando el ferrocarril avanzaba hacia Chivilcoy”, resaltó.

                                               Ramal Gorostiaga-Anderson

   Otro ícono de la historia ferroviaria de Gorostiaga lo constituye el ramal agrario que, partiendo de esa localidad, se extiende hasta Anderson, en el deslinde de los partidos de 25 de Mayo y Alberti. El principal paso a nivel está ubicado en la propia Ruta 5, a unos mil quinientos metros del acceso a Gorostiaga, en dirección a Chivilcoy. Los servicios de pasajeros corrieron hasta los ’70, mientras que los últimos cargueros anduvieron por allí hasta los primeros años de la década del ’90.

   “Imaginémonos en 1910, cuando los medios técnicos no eran los de ahora, y se decidió abrir ese ramal –retoma Pernigotti-. La idea era extenderse hacia el sur, precisamente hacia Bahía Blanca. Si uno mira el mapa, se va a dar cuenta de que falta un pequeño trayecto desde donde termina el ramal hasta 25 de Mayo. Si se conseguía unir a 25 de Mayo, se llegaba al puerto de Bahía Blanca con carga, hacienda y con lo que sea. Hoy, realmente es un ramal en el olvido. Hace casi treinta años, desde la sociedad de fomento de Gorostiaga, fuimos a hablar con el gerente del Ferrocarril Sarmiento porque se estaban levantando algunos ramales. Nuestra preocupación fue por ese ramal y pedimos que no se levantara. No está en uso, pero no se levantó tampoco. Deben estar en muy mal estado las vías. Inclusive alguna vez surgió una idea del Ferro Club Chivilcoy de inaugurar, aunque sea hasta La Rica, una especie de ramal turístico, pero debe ser muy elevado el costo, por lo cual la idea no prosperó”, recordó.

   José Antonio Pernigotti lamenta que en Chivilcoy no haya trascendido el rol que tuvieron los Gorostiaga –descendientes de vascos asentados en la provincia de Santiago del Estero- en la fundación de la ciudad. “No me explico por qué Chivilcoy no tiene detalles de ese tipo, cuando uno de los Gorostiaga –creo que fue Patricio- mandó la primera nota para que se fundara el pueblo. Sin embargo, en el Monumento a los Fundadores no se lo menciona. Creo que fueron movidas políticas que hubo en toda época, pero sería un resumen de lo que le pasa a nuestro país: las movidas políticas impiden hacer lo principal, que es hacer un país realmente. Por eso, creo que no lo tenemos todavía”, concluye resignado.

Autor: José Yapor

1 comentario

marce -

Filoso, Pernigotti.
Quiero ver la est de Gorostiaga de 1866