Los hoteles y las casas de pensión
Un 13 de enero de 1926, José Santos Blanco se hacía cargo de un tradicional hotel de Chivilcoy: el Internacional, ubicado donde hoy está el Club Gimnasia y Esgrima. Esa fue la casa de don Mariano Benítez, fundador de Chivilcoy.
Esta casona se transforma en hotel, con lugar para estacionamiento de carruajes y coches. Había gente que venía del campo y se quedaba dos o tres días. Es llamativo que en aquel tiempo hubiera cinco hoteles frente a la plaza principal. Hoy no tenemos ninguno. Estaba el Internacional (Moreno y Belgrano), el Vallerga (25 de Mayo y San Martín), el Buenos Aires (de planta baja y primer piso, pegado a la Municipalidad), el Restelli (Rivadavia y Pellegrini) y el Sportman (donde hoy se encuentra la Biblioteca Popular Dr. Antonio Novaro). El Buenos Aires era el único que no tenía estacionamiento para carruajes.
A pocos metros la plaza, pegado a la Escuela Nº 1 (actual correo), estaba el Hotel Iris. A su vez, a una cuadra y media estaba el Hotel Iglesias (calle Pellegrini) y a tres cuadras el Español, también de planta baja y primer peso.
Había una capacidad hotelera muy importante, además de las casas de pensión, como la Pensión Mazza, ubicada en la avenida Villarino, a una cuadra y media de la plaza.
Esto da una idea del movimiento comercial de Chivilcoy. Había muchos viajantes que llegaban por medio del ferrocarril. Hablamos de la década de 1920, cuando todavía no había sido asfaltada la Ruta Nacional 5. Además, en ese tiempo no era nada fácil hacer 160 kilómetros en automóvil por rutas de tierra.
Al viajante que bajaba en la estación Norte, le quedaba mucho más cómodo alojarse en el centro que en el Hotel Rambaldi, que estaba frente a la propia estación, o el 20 Septiembre, la casa de la familia Scetta, donde estuvo alojado Domingo F. Sarmiento en su última visita, en 1868.
El comercio y las industrias de Chivilcoy eran muy importantes. Aquí había fábricas de licores, carruajes, carrocerías para automóviles y camiones, cervecerías, panaderías, sastrerías, modistas, fabricantes de calzado, herrerías, talabartería y reparación de carruajes. En muchas leguas a la redonda, salvo en Mercedes, solo en Chivilcoy se podía cursar la carrera de maestro. Era en la Escuela Normal, desde 1905. Muchos alumnos y alumnas de localidades vecinas se alojaban en Chivilcoy. De ahí la cantidad de casas de pensión, que paulatinamente han ido desapareciendo por un proceso de encarecimiento del servicio, las comidas rápidas y la llegada de carreras e institutos a distintos lugares. Me acuerdo de Rosaura a las diez, de Marco Denevi, y La abadía de silencio, de Eduardo Mallea, donde aparecen aquellas casas de pensión que brindaban al pensionista un calor de hogar, porque la dueña los conocía y se reunían a la hora de cenar y en los patios en las noches de verano. Todo un fenómeno de un pasado desaparecido.
Si hablamos de la capacidad hotelera, ha sido suplida por los hoteles que funcionan en la actual: el Hotel Chivilcoy, el Chivilcoy Sur, El Petit Hotel, el Centro, el Patri y el Falcone.
La automatización, las maquinarias, el surgimiento de grandes fábricas, la invasión de productos elaborados extranjeros, hizo que desaparecieran todas aquellas industrias que se hicieron de Chivilcoy un centro industrial importante. Si se hubiera continuado con las fábricas de carrocerías, Chivilcoy sería una ciudad muy distinta. Lo mismo con las cervecerías Gandini y la de los hermanos Rothemburger.
Autor: Juan Larrea
Esta casona se transforma en hotel, con lugar para estacionamiento de carruajes y coches. Había gente que venía del campo y se quedaba dos o tres días. Es llamativo que en aquel tiempo hubiera cinco hoteles frente a la plaza principal. Hoy no tenemos ninguno. Estaba el Internacional (Moreno y Belgrano), el Vallerga (25 de Mayo y San Martín), el Buenos Aires (de planta baja y primer piso, pegado a la Municipalidad), el Restelli (Rivadavia y Pellegrini) y el Sportman (donde hoy se encuentra la Biblioteca Popular Dr. Antonio Novaro). El Buenos Aires era el único que no tenía estacionamiento para carruajes.
A pocos metros la plaza, pegado a la Escuela Nº 1 (actual correo), estaba el Hotel Iris. A su vez, a una cuadra y media estaba el Hotel Iglesias (calle Pellegrini) y a tres cuadras el Español, también de planta baja y primer peso.
Había una capacidad hotelera muy importante, además de las casas de pensión, como la Pensión Mazza, ubicada en la avenida Villarino, a una cuadra y media de la plaza.
Esto da una idea del movimiento comercial de Chivilcoy. Había muchos viajantes que llegaban por medio del ferrocarril. Hablamos de la década de 1920, cuando todavía no había sido asfaltada la Ruta Nacional 5. Además, en ese tiempo no era nada fácil hacer 160 kilómetros en automóvil por rutas de tierra.
Al viajante que bajaba en la estación Norte, le quedaba mucho más cómodo alojarse en el centro que en el Hotel Rambaldi, que estaba frente a la propia estación, o el 20 Septiembre, la casa de la familia Scetta, donde estuvo alojado Domingo F. Sarmiento en su última visita, en 1868.
El comercio y las industrias de Chivilcoy eran muy importantes. Aquí había fábricas de licores, carruajes, carrocerías para automóviles y camiones, cervecerías, panaderías, sastrerías, modistas, fabricantes de calzado, herrerías, talabartería y reparación de carruajes. En muchas leguas a la redonda, salvo en Mercedes, solo en Chivilcoy se podía cursar la carrera de maestro. Era en la Escuela Normal, desde 1905. Muchos alumnos y alumnas de localidades vecinas se alojaban en Chivilcoy. De ahí la cantidad de casas de pensión, que paulatinamente han ido desapareciendo por un proceso de encarecimiento del servicio, las comidas rápidas y la llegada de carreras e institutos a distintos lugares. Me acuerdo de Rosaura a las diez, de Marco Denevi, y La abadía de silencio, de Eduardo Mallea, donde aparecen aquellas casas de pensión que brindaban al pensionista un calor de hogar, porque la dueña los conocía y se reunían a la hora de cenar y en los patios en las noches de verano. Todo un fenómeno de un pasado desaparecido.
Si hablamos de la capacidad hotelera, ha sido suplida por los hoteles que funcionan en la actual: el Hotel Chivilcoy, el Chivilcoy Sur, El Petit Hotel, el Centro, el Patri y el Falcone.
La automatización, las maquinarias, el surgimiento de grandes fábricas, la invasión de productos elaborados extranjeros, hizo que desaparecieran todas aquellas industrias que se hicieron de Chivilcoy un centro industrial importante. Si se hubiera continuado con las fábricas de carrocerías, Chivilcoy sería una ciudad muy distinta. Lo mismo con las cervecerías Gandini y la de los hermanos Rothemburger.
Autor: Juan Larrea
2 comentarios
José Yapor -
Leo -
Saludos