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La locomotora del oeste

1º de marzo: aniversario de hechos históricos destacados

Un 1º de marzo de 1947, se nacionalizaban los ferrocarriles. El primer gobierno peronista los compró a los ingleses en 2.460 millones de pesos. Esto fue saludado por Forja como un paso significativo en cuanto a la independencia argentina.
¿Quién iba a suponer que después de tanto tiempo íbamos a llegar a una realidad tan triste? Los ferrocarriles argentinos están prácticamente destruidos y, además, se destruyen muchas vidas porque las rutas están sobresaturadas de automóviles y camiones y tenemos horrores todos los días.
Después iban a venir las nacionalizaciones del gas, los teléfonos, la navegación fluvial y del Banco Central. O sea, se sentaron las bases para que se construyera un gran país. Seríamos un país extraordinario si hubiésemos seguido aquel derrotero; si no se hubiera quebrado la institucionalidad para servir a intereses espurios de ciertos grupos minoritarios del propio país y extranjeros.
El 1º de marzo es muy rico en acontecimientos. Por ejemplo, en 1877 se fundaba el diario La Reforma. Nicolás Fresier y Luis Alberto Mohr inauguraban este matutino chivilcoyano. Teníamos el antecedente de La Campaña, que había aparecido en 1875 y fue el primer períodico para transformarse después en diario.
El 1907, se fundaba el diario El Debate, dirigido por Antonio Seara y José Fernández Coria, con la redacción de Eduardo Fagnani. Funcionaba en la tercera cuadra de la avenida Villarino y asumió una posición claramente contraria a la política de Vicente Domingo Loveira. Cuando ocurre en 1910 el asesinato de Ortiz, este diario jugó un papel fundamental para lo que significó la muerte política de Loveira.
Tenía en el techo, en la terraza, una sirena y aparecían dos y, a veces, tres ediciones en el día. Pocos minutos antes de la aparición de cada edición, sonaba la sirena.
En muchos aspectos, Vicente Loveira fue positivo para Chivilcoy. Le debemos muchas obras y ha perdurado en el nombre de una calle y en el busto de la Plaza 9 de Julio.
En 1879, se fundaba la Escuela Nº 5, frente a la Plaza Colón. En 1945 se la iba a bautizar con el nombre de “Remedios de Escalada de San Martín”. Se trata de una plaza y una escuela que quiero mucho, porque pertenecen al barrio de mi nacimiento. Yo iba a la Escuela Nº 6 y, cuando empezó a ser demolida, allá por 1950 y tantos, una parte del alumnado concurrimos a la Escuela Nº 5 y otra parte a la Nº 1.
Es una escuela que conserva, como muchas otras de Chivilcoy, la arquitectura original. Las plazas son verdaderos monumentos históricos. El monumento a Colón, junto al de Monte Caseros (Corrientes), fue el primero en el país. Es uno de los más magníficos monumentos a Colón, con todo lo que podemos discutirlo y con todo lo que significó y significa el Día de la Raza. Está hondamente metido en el corazón de esa barriada y nosotros lo vemos así, a través de los sentimientos.
En 1909, se fundó la Escuela Nº 49, que luego sería bautizada con el nombre de “General José de San Martín”, en 1948. Originariamente no funcionaba en el lugar donde está actualmente. Funcionaba en una casona ubicada enfrente del actual edificio. La sede actual fue construida en la primera etapa del peronismo, con un criterio de arquitectura moderna. Pasado el tiempo, se iba a incorporar la sección secundaria, tan significativa para que los muchachos de esa barriada tengan a mano la posibilidad de concurrir a la escuela secundaria. Tal es así que ha quedado chica y un grupo de vecinos del Barrio Obrero están postulando la fundación de otra escuela secundaria.
Una escuela es un faro de luz civilizador. Civiliza el lugar donde se encuentra. Allá por la década del ’60, cuando ingresé a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata, pude ver una ciudad con gente de mucha educación, porque la misma universidad irradiaba esa acción civilizadora.
Lo mismo atribuyo a los inmigrantes de Italia que vinieron de Salerno. Por lo menos, los que conozco, se trata de gente con una educación diferente a la de inmigrantes de otros lugares de Italia. Lo atribuyo a la influencia de la universidad, una de las primeras del mundo.
Autor: Juan Larrea

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