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La locomotora del oeste

Las netbooks de los pibes

            La celebración de los veinticinco años de egresados de la Escuela Normal, fue una buena excusa para estar algunas horas en Chivilcoy el sábado 13 de noviembre. En las instalaciones del campo hípico del Centro Tradicionalista “El Fogón”, unos cuarenta integrantes de la “promo 85” compartimos un rico asado, con entrada de empanadas y chorizos, regado por buen vino tinto.

            Son las ocasiones propicias para el reencuentro con tantos compañeros y amigos que, por esas cosas de la distancia, uno ve de tanto en tanto o, en algunos casos, casi nunca. En fin, una velada muy emotiva, con muchos recuerdos, canciones y baile hasta bien entrada la madrugada del domingo.

            Previo a todo esto, aproveché la tarde del sábado para visitar a familiares y gente amiga, como es habitual en cada visita al pago chico.

            En uno de esos lugares, mientras el anfitrión preparaba el mate que siempre oficia de testigo en nuestras charlas, apareció su hijo adolescente junto con otros dos pibes. Fue luego de los saludos cuando advertí que sobre la mesa del comedor había una netbook, esa computadora portátil que por su tamaño pequeño y escaso peso puede ser trasladada con facilidad de un lugar a otro.

            Como sabía que en esa última semana se entregaron computadoras a alumnos de escuelas secundarias chivilcoyanas –hecho reflejado por la prensa local en sus ediciones virtuales-, le pregunté al pibe si era una de las computadoras del Programa Conectar Igualdad. Cuando me respondió afirmativamente, fue muy grande mi alegría y sólo me salió decir: “¡Vamos todavía! ¡Esto es inclusión social!”. Y el papá y yo coincidimos en que es muy bueno esto de “poner guita” en este tipo de emprendimientos.

            Este programa, implementado por el gobierno nacional a poco de iniciado el actual ciclo escolar, prevé la entrega de más de 3 millones de netbooks hasta 2013. Cuando finalice el año en curso, unos 500 mil chicos en edad escolar habrán recibido las suyas. Los objetivos, financiamiento, aplicación y metodología se pueden consultar en el sitio de Internet especialmente habilitado (se puede acceder desde cualquier buscador ingresando simplemente conectar igualdad).

            Luego de la visita, y antes de la cena, empecé a pensar en muchas de las cosas que sucedieron en este cuarto de siglo que separa mi época de adolescente de la que transitan estos pibes. No es oportuno hacer comparaciones de tipo tecnológico, porque los momentos son totalmente diferentes. A mediados de los ‘80, la gran novedad informática era la Commodore 64, aquella de los jueguitos que muy pocas familias tenían.

            Lo interesante pasa por otro lado. Y se me ocurre pensar que nuestra generación estuvo atravesada por el proyecto pedagógico de la dictadura militar. A los que andamos un poco por encima de los 40, el golpe nos cayó por tercer grado, Malvinas nos encontró en segundo año y dimos la bienvenida a una democracia que no conocíamos, en pleno tránsito entre tercero y cuarto. Para estos pibes, en cambio, es natural que el pueblo elija a sus gobernantes y que funcionen las instituciones de la democracia. Muchos de ellos, incluso, tendrán grabadas las imágenes del fin de la tragedia neoliberal (diciembre de 2001), donde un gobernante tomó el helicóptero en un escenario de represión y hambre, donde hubo más de treinta personas asesinadas por las que nadie respondió en una década. 

            Hoy, estos pibes ven cómo desfilan por los juzgados oscuros dictadores genocidas y sus cómplices civiles. Estos pibes viven en un país que ha recuperado la cultura del trabajo y al que retornaron desde el exterior más de 700 científicos, para seguir investigando y creando conocimiento aquí. Viven en un país donde sigue habiendo pobres, pero también políticas activas para terminar con ese terrible flagelo o, al menos, mitigarlo en el corto plazo.

            Son los pibes que vienen pidiendo pista con sus ganas de participar y comprometerse en proyectos de transformación social. Son los pibes que llenan recitales y plazas, con esa actitud desafiante y sus consignas que invitan a soñar nuevamente.

            Son los pibes que ayudarán a profundizar con nuevas ideas y renovadas energías este proyecto nacional y popular, que avanza a paso firme para construir un destino de grandeza que nos comprenda a todos.

José Yapor

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