Maderera Córdoba: otra empresa recuperada
Carlos Sasso, vicepresidente de la cooperativa de trabajadores, recordó la historia que comenzó a escribirse luego de que la vieja sociedad abandonara la gestión.
Maderera Córdoba representa uno de los casos emblemáticos de empresas recuperadas por sus trabajadores, en los primeros años de la década de 2000. Su historia es convergente con las de otras empresas quebradas por sus antiguos dueños, desde la falta de pago de sueldos, el abandono de la gestión, la ocupación de las instalaciones, la resistencia a los intentos de desalojo, la constitución de la cooperativa y la vuelta a la producción y comercialización. Claro esta, bajo una nueva modalidad.
Carlos Sasso, vicepresidente de la Cooperativa Maderera Córdoba, explicó que “el proceso se inició en el 2003, a raíz de una quiebra de Maderera Córdoba S.A.. Los ex dueños nos presentaron a integrantes del Movimiento de Empresas Recuperadas y después, por intermedio de ellos, formamos una comisión. Eramos once integrantes y cada dos años la fuimos renovando”, añadió.
Recordó que “en ese tiempo prácticamente no había puestos de trabajo, porque el país estaba paralizado y, como trabajadores, no teníamos otra salida que quedarnos acá. Por suerte, acá vivía una persona y nosotros teníamos acceso por una puertita. El resto estaba clausurado y no se podía entrar. Así fue como reabrimos la fábrica. En un primer momento no se abrió el salón de ventas. De a poquito nos fuimos ayudando entre compañeros, hasta que en diciembre se clausuró y a fines de diciembre empezamos a entrar por la puertita. Luego, el 28 de septiembre del año siguiente, vino el jefe de Gobierno de la Ciudad, (Aníbal) Ibarra, y reabrió todo el edificio. Desde entonces estamos trabajando como ahora”, puntualizó Sasso.
El cooperativista aseguró que “al principio no teníamos materiales para trabajar y nos alcanzaba apenas para sobrevivir. En ese tiempo estaba el proveedor Pifor, que nos dejaba mercadería a pagar. Las empresas recuperadas no tienen créditos en los bancos y así fue como empezamos. Actualmente podemos comprar mercadería, todo lo que vamos a usar, y tenemos stock de maderas y placas”, diferenció.
Sasso comentó que “en el ‘90 o ’92, llegaron a ser cincuenta o sesenta operarios; cuando se hizo la quiebra había once empleados y quedamos todos. Luego fuimos diecinueve y ahora se fue uno y quedamos dieciocho. Queremos seguir creciendo. Estamos bien. No digo que ganemos muchísima plata, pero es suficiente para vivir mejor de lo que estábamos viviendo”, comparó.
“La administración recayó en la misma gente que venía administrando la vieja empresa”, señaló, al tiempo que indicó que “antes en administración cobraban más que el personal de taller. Ahora, como somos todos iguales, llevamos todos lo mismo a casa. Nos mentalizamos que las ganancias tenían que quedar, salvo lo del reparto, la compra de materia prima, el mantenimiento de las máquinas y los impuestos que tenemos que pagar. Si nos lleváramos toda la ganancia esto no funcionaría”, analizó.
Consultado sobre las posibilidades de financiamiento por parte de la banca pública, manifestó que “Banco Provincia vino con unos folletos ofreciéndonos créditos, pero no son tan blandos. Nosotros nos abastecemos con la plata que entra y por suerte estamos bien. El Inaes y el Ministerio de Desarrollo Social nos dieron ayuda dos o tres veces para comprar materiales o arreglar algunas máquinas”, resaltó.
Al referirse a los productos que la cooperativa ofrece al mercado, Sasso destacó que “los muebles a medida se hacen a pedido. Aquí se hacen molduras y otros trabajos que son difíciles de hacer en otros lugares. Se hacen cortes de todas clases de maderas. Acá viene la madera en tablones, se la trabaja y se saca lo que el cliente desea”.
Sobre las características de la jornada de trabajo, precisó que “iniciamos el trabajo a las ocho de la mañana hasta las 12:30. Ahí paramos hasta la 13:30 para comer y luego retomamos las actividades hasta las seis de la tarde. Nos llevamos fenómeno entre todos. Por ahí, hay algún cortocircuito, pero enseguida se normaliza. El clima de trabajo es muy lindo. A veces surgen distintas maneras de pensar, pero nosotros somos compañeros de trabajo y tenemos que estar todo el día juntos”, enfatizó.
De cara al futuro, nuestro entrevistado remarcó que en la cooperativa esperan “que se de la posibilidad de poder pagar la empresa o salga la expropiación definitiva. Que nos den la empresa a todos los cooperativistas. Estamos en condiciones de pagarla y supuestamente se va a hacer una quita en el precio total”, completó.
Autor: José Yapor
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